El cemento es el material más consumido en el mundo, cerca de 150 toneladas por segundo: 14.000 millones de metros cúbicos de hormigón son usados cada año, según la Asociación Mundial del Cemento y el Hormigón (GCCA), que reagrupa a los principales actores del sector (la suiza Holcim, el mexicano Cemex, o el chino CNBM, entre otros).
La producción de cemento, el pegamento que mantiene unido el hormigón, es una fuente importante de emisiones globales: entre un 8% y un 9%, o tres veces más que la industria de la aviación.
Con el fin de brindarle batalla a ese impacto negativo de la industria, empresas emergentes han lanzado al mercado alternativas de bajas emisiones, ese es el caso de C-Crete. «Es un producto competitivo en cuanto a costos», afirma Rouzbeh Savary, directora ejecutiva de C-Crete, quien comenzó a trabajar en una alternativa de cemento más sostenible cuando era estudiante de doctorado en el MIT. «Estamos fabricando aglutinantes que tienen el mismo costo, el mismo rendimiento y no generan CO2».
El cemento Portland, que se utiliza desde hace 200 años, es un gran contaminante por dos razones. En primer lugar, se fabrica calentando piedra caliza, que libera CO2 a medida que esta se descompone. El proceso también utiliza mucha energía, que normalmente se obtiene a partir de carbón y otros combustibles fósiles.
C-Crete reemplaza la piedra caliza con otras rocas que no contienen CO2, como el granito o la zeolita. Otras empresas emergentes están adoptando un enfoque similar. Brimstone, por ejemplo, una empresa emergente respaldada por Breakthrough Energy Ventures de Bill Gates, utiliza calcio en lugar de piedra caliza. Sublime Systems, otra empresa emergente, disuelve el silicato de calcio con productos químicos. C-Crete dice que tiene un proceso más simple: en lugar de extraer un solo elemento de las rocas, lo que requiere múltiples pasos y crea desechos, encontró una forma de utilizar la mezcla completa de materiales dentro del granito y otras rocas.
El equipo pasó años desarrollando un proceso que funcionó. En el trayecto final, las rocas se pulverizan y luego la empresa agrega una mezcla de productos químicos, calibrados para la composición de una roca en particular, para conformar un material nuevo y resistente.
El proceso utiliza mucha menos energía que la fabricación de cemento Portland; si se fabrica con energía renovable, el aglutinante puede ser de cero emisiones. (Los demás materiales del hormigón, como la arena y el agua, son sólo una fuente menor de emisiones). El hormigón vertido también actúa como una esponja, capturando CO2 del aire a medida que se cura.
Según la empresa, cuando se utiliza el aglutinante para fabricar hormigón, el material es tan duradero y resistente como el hormigón convencional y cumple con las normas de rendimiento. Además, fluye y se bombea como el hormigón normal, por lo que no es necesario cambiar los métodos de construcción.
C-Crete ahora produce cemento por sí misma, pero está en conversaciones con empresas de hormigón premezclado que pueden utilizar su método. Esas empresas ya tienen canteras donde extraen rocas como el granito para obtener agregados. Pueden comprar equipos listos para usar para pulverizar las rocas y luego usar materiales aglutinantes de C-Crete; los cambios se pueden integrar fácilmente en la industria de la construcción existente sin necesidad de inversiones a gran escala en fabricación.
No es de extrañar que la industria de la construcción se muestre cautelosa a la hora de adoptar nuevos materiales. Pero, a medida que un número cada vez mayor de proyectos reales demuestran el rendimiento del hormigón, su uso podría aumentar rápidamente. Algunos propietarios de edificios podrían optar por el material por razones de sostenibilidad, pero el mayor factor a su favor probablemente sea su precio. Si bien el material ya compite en cuanto a costos, tiene el potencial de llegar a ser incluso más barato que el hormigón convencional, ya que es más eficiente de producir.