Y nosotros que pensábamos que las cosas no podían empeorar…

Si bien no estábamos donde teníamos que estar si pretendíamos un presente y un futuro de efectos menos dramáticos del cambio climático, al menos era nuestro foco y la agenda climática estaba.

Bueno debo decirte que frente a este inminente retroceso en dicha agenda debido a la proliferación de gobiernos negacionistas (en su mayoría con ideologías de derecha), en realidad estábamos en el paraíso, y hoy aquel pensamiento “todo tiempo pasado fue mejor ” se vuelve tentador.

Pero, ¿cómo el cambio climático pasó de ser una cuestión científica a un asunto de pensamiento político? ¿Qué pasó tras bambalinas?. En esta nota intentaré exponer algunos hechos históricos que demuestran que nada es casual en esta coyuntura tan difícil que nos toca atravesar. 

Volver al futuro…

Comencemos por el norte. Después de cuatro años de avances en los “esfuerzos” de Estados Unidos para lidiar con el cambio climático bajo el liderazgo de Joe Biden, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca hizo que el péndulo se moviera rápidamente en la dirección opuesta.

En su primer día de regreso, Trump declaró una emergencia energética nacional y ordenó a las agencias que usaran todos los poderes de emergencia disponibles para impulsar la producción de petróleo y gas, a pesar de que la producción de petróleo y gas de Estados Unidos ya estaba cerca de máximos históricos y era líder mundial. Revocó las órdenes de Biden que habían retirado grandes áreas del Ártico y las costas estadounidenses de la concesión de petróleo y gas natural. Entre varias otras órdenes ejecutivas dirigidas a las políticas pro climáticas de Biden, Trump se subió al Delorean y comenzó el proceso de retirar a Estados Unidos del acuerdo climático internacional de París, una repetición de una medida que tomó en 2017, que Biden revirtió.

Ninguna de las medidas de Trump para dejar de lado el cambio climático como un tema importante de política interna y externa debería resultar una sorpresa.

Durante su primer mandato como presidente, 2017-2021, derogó el Clean Power Plan de la era Obama para reducir las emisiones de las centrales eléctricas, afirmó falsamente que las turbinas eólicas causan cáncer y prometió “poner fin a la guerra contra el carbón” e impulsar esta fuente de energía altamente contaminante. En una ocasión declaró que el cambio climático era un engaño perpetrado por “la China comunista”. (si te suena la frase, esperame unos caracteres más y vamos con el)

Desde que fue elegido nuevamente en noviembre, Trump ha vuelto a elegir miembros del gabinete que apoyan a las industrias controversiales.

Pero es importante recordar que, si bien Donald Trump desenreda su abultada cabellera con el peine del del Partido Republicano cuando se trata del cambio climático, ese peine ya existía mucho antes de que él apareciera.

Dólares, mentiras aceitosas y lobby

Esto ya lo hemos hablado en Regeneración. A fines de los 70, empezó a surgir el consenso científico de que el cambio climático representaba una amenaza importante para el medio ambiente, la economía y la sociedad tal como los habíamos llegado a apreciar, o sea, que ya hace casi 50 años que tenemos conocimiento de la crisis y teniendo el recurso económico y el conocimiento científico para detenerla, la crisis ha ido avanzando en una carrera desenfrenada a la destrucción.

Por aquellos años el Grupo de Estudio Ad Hoc sobre el Dióxido de Carbono y el Clima, encargado por la junta de investigación climática del Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos, concluyó que si el dióxido de carbono seguía acumulándose en la atmósfera, no había “ninguna razón para dudar de que se producirían cambios climáticos”. Desde entonces, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado alrededor de un 25%, y las temperaturas han aumentado con ella.

El informe también concluyó que los cambios en el uso de la tierra y la quema de combustibles fósiles, ambos sujetos a regulación, estaban detrás del cambio climático y que una “política de esperar y ver” podía  significar esperar hasta que sea demasiado tarde.

Coincidiendo con el trabajo del Grupo de Estudio Ad Hoc, las industrias controversiales comenzaron a hacer grandes donaciones a candidatos y políticos a nivel nacional y estatal que consideraban favorables a sus intereses.

También implementaron feroces campañas de desinformación diseñadas para poner en duda la ciencia climática y, en muchos casos, sus propias investigaciones internas. La estrategia no era nueva tampoco, fueron copiadas del manual de operaciones de la industria tabacalera y consistía en “enfatizar la incertidumbre” para poner en duda la ciencia y pedir una ciencia “equilibrada” para sembrar confusión.

Esta estrategia fue ayudada por la creación y el respaldo financiero de organizaciones de lobby como el Competitive Enterprise Institute y la Global Climate Coalition, las cuales desempeñaron papeles centrales en la difusión de falsedades y en la puesta en duda del consenso científico sobre el cambio climático.

En 1997, cuando 84 países firmaron el Protocolo de Kioto, (Seguí esta página de Gabriel Griffa), para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, estas industrias habían creado un aparato eficaz para desacreditar activamente la ciencia climática y oponerse a las políticas y acciones que podrían ayudar a frenar el cambio climático. Así, aunque el presidente Bill Clinton firmó el tratado en 1998, el Congreso de los Estados Unidos se negó a ratificarlo.

La experiencia del Protocolo de Kyoto demostró que las tácticas de lobby y desinformación utilizadas por las compañías para desacreditar la ciencia climática podían, por sí solas, ser muy eficaces. Pero por sí solas no lograron que el cambio climático dejara de ser una cuestión científica para convertirse en un asunto de política partidista.

Alla vamos…

El Boca-River de oponerse o apoyar acciones sobre el cambio climático se ha convertido en parte de la identidad cultural de millones de personas.

Sin embargo, insistir en políticas climáticas que coincidan con nuestras propias inclinaciones políticas sólo servirá para fortalecer la división.

Una solución más eficaz sería dejar de lado las diferencias políticas e invertir en la creación de coaliciones que abarquen todo el espectro político. Eso empieza por centrarse en valores compartidos, como la salud de los niños y la seguridad de las comunidades. Para todos nosotros está claro que las consecuencias del cambio climático están muy presentes en el aquí y ahora.

Los desastres mal llamados naturales que se han producido en todo el mundo también han hecho que muchas personas se den cuenta de los riesgos del cambio climático, lo que, a su vez, ha dado lugar a una acción bipartidista en materia de cambio climático a nivel local y regional , y entre el gobierno y el sector privado.

Un ejemplo de ello es la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático, una coalición de intendentes de distintos partidos que trabajan para impulsar iniciativas destinadas a frenar el cambio climático. Otro ejemplo son las numerosas empresas B vinculadas o no al gobierno, cuyo objetivo es impulsar un cambio en el sector privado para lograr un impacto social y ambiental positivo de sus negocios y en general.

Pero, aunque hacia allá vamos, ejemplos como estos siguen siendo una excepción y no la norma. Y esto es un problema porque el desafío climático actual es mucho más grande que una sola ciudad, estado, empresa o incluso un país. El año pasado, 2024, fue el más caluroso registrado. Muchas partes del mundo experimentaron olas de calor y tormentas extremas.

Sin embargo, todo movimiento debe empezar por algún lado. Para seguir derribando las barreras partidarias que separan a las personas en relación con el cambio climático será necesario crear aún más coaliciones que den ejemplo siendo ambiciosas, productivas y visibles.

La tortícolis argentina por mirar tanto al norte

Te dije que me esperes unos caracteres que arrancábamos con Javo.

Javier Milei ha sido un crítico vocal de las políticas de sostenibilidad y cambio climático desde el día cero, pero ahora con Donald en la casa blanca intenta replicar las acciones de Trump al mejor estilo banda tributo copiando todo a la perfección. Repasemos algunos de sus hits:

1. Críticas a la agenda climática: ha expresado su escepticismo sobre la existencia del cambio climático y criticó las políticas destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

2. Defensa del libre mercado: Argumentó que las políticas de sostenibilidad y cambio climático son una forma de intervencionismo estatal que puede perjudicar la economía.

3. Cuestionamiento de la ciencia climática: ha cuestionado la validez de la ciencia climática y ha argumentado que no hay consenso científico sobre la existencia del cambio climático.

4. Enfoque en el desarrollo económico: Milei ha argumentado que el desarrollo económico es más importante que la sostenibilidad ambiental y que las políticas de sostenibilidad pueden perjudicar el crecimiento económico.

5 Leyes, afuera: Al intento de derogación de la Ley de Tierras y las leyes de Minería en el DNU se sumaron la modificación de la Ley de Bosques; de la Ley de Glaciares y de la Ley de Manejo del Fuego en proyecto de ley Ómnibus. 

6 Pactos, afuera: Después de anunciar que la Argentina se retirará de la Organización Mundial de la Salud, avanzó otro casillero y confirmó al medio francés Le Point, que analiza seguir el mismo camino respecto del Acuerdo de París.

7 Identidad de género, afuera: Publicó un decreto para modificar la Ley de Identidad de Género en lo que concierne a personas menores de edad. También otro sobre alojamiento de personas trans en cárceles. 

8 Femicidio, afuera: Y deje para lo ultimo la frutilla del postre, los dichos en Davos sobre la figura legal del femicidio: “Llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima. Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”. 

Durante estos meses he dialogado con muchas empresas y consideran que la coyuntura en relación a sus operatorias, la sustentabilidad y la crisis climática es muy desafiante, mucho terreno ganado hoy está en clara amenaza y algunos sectores intentarán poner un freno a sus compromisos climáticos por cuestiones meramente económicas o simplemente para congraciarse con estos gobiernos negacionistas, de hecho ya está sucediendo en los Estados Unidos con compañías que están abandonando los compromisos de cero emisiones asumidos con anterioridad y de los cuales han hecho costosos anuncios publicitarios. Sus clientes sabrán que hacer con eso. 

Más allá de todo lo expuesto en esta nota, hay algo que los diferentes pensamientos, niveles de conciencia o partidos político pueden negar y es que los efectos de la crisis más importante que ha enfrentado el planeta están aquí, a la vista de todos, y como lo expresa el dicho: Hacer de cuenta que nada pasa, cuando está pasando, es como querer tapar el sol con la mano y ya no tenemos tiempo para eso, ya se acabo el tiempo para desandar los caminos recorridos cada cuatro años…

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